jueves, 20 de septiembre de 2007

En el disparadero

¿A que parece que ha transcurrido mucho tiempo desde aquel ya lejano día en que iniciamos las vacaciones? No parece que fue ayer, sino antesdeayer. ¡Qué días aquellos en que el ojo digital nos capturó momentos irrepetibles! Bueno, maticemos: se pueden volver a repetir gracias el “replay”, “review” o cualquier otro automatismo que nos convierta los recuerdos en un presente fugaz.
Disparar fue la cuestión. Imágenes por cientos, memorias y más memorias llenas. Sobreexceso de capturas en tiempos en que ser también es tener muchos discos duros llenos. Sobresaturación de encuadres. O eso debería ser. Nuestro ojo digital aún necesita muchos aumentos mentales para efectuar composiciones con mensaje. Total, se pueden borrar después.
Fugacidad de capturas, aquí te pillo aquí te digitalizo y, en dos segundos, en el flikr de turno. Más allá de la mente, el ojo detrás del artilugio, la retina pegada a la caverna digital y el dedo tentando el metal para acertar a retener. Luego, ver, borrar, hacer, descargar, formatear y recargar. A veces en las obremesas: mostrar, confundirse, explicar, inventar, exagerar, adjetivar, cansar, adormecer.
O sea, matices con segundas intenciones de acciones veraniegas, un resumen del continuo hacer…disparando.